Grupo Nacional de Montaña "Leones de Castilla"
  Orientación
 


Técnicas de orientación: cómo orientarse sin mapa ni brújula

 

 Existen varios métodos que nos permiten encontrar el norte con mayor o menor precisión cuando carecemos de brújula. Los más eficaces son, probablemente, el reloj cuando es de día y las estrellas de noche y con el cielo despejado.

Método del reloj
Podemos valernos de un reloj de agujas y de la posición del sol para encontrar el norte con facilidad. Para ello debemos conocer la hora solar, que en España y los países de su franja horaria es dos horas menos en horario oficial de verano y una hora menos en invierno.
En las zonas templadas del hemisferio norte, si alineamos la aguja horaria (la pequeña) con el sol, en la bisectriz que forma esta con la cifra "12" del reloj se encuentra siempre el sur.
En las zonas templadas del hemisferio sur es la cifra 12 la que debe apuntar hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se encuentra el norte.
  
Por las estrellas
Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.
En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar indica siempre el norte. Este estrella es la última de la cola de la osa menor y, a pesar de que en casi todas las ilustraciones se muestra como una estrella muy brillante, su luz es tan pálida que con frecuencia no es fácil de ver. No obstante, es sencillo guiarse por la Osa Mayor para localizar el punto donde se encuentra la estrella polar. Para ello sólo tenemos que prolongar cuatro veces la distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor.
En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación con forma de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa cuatro veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre el sur.
 
Por el sol
La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han enseñado que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo aproximada.
Por la luna
La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna "miente". Cuando tiene forma de "C" de "creciente", en realidad está menguando.
 
Con la sombra de un palo
Si clavamos un palo en el suelo, marcamos el extremo de la sombra, dejamos pasar quince minutos y volvemos a marcar el nuevo extremo de la sombra, al unir estos dos puntos, la línea que obtenemos nos indicará el este y el oeste (el primer punto el oeste y el segundo el este). Al trazar una perpendicular tendremos el norte y el sur. Este sistema sólo nos permite tener una referencia aproximada. Cuanto más tiempo dejemos pasar entre la primera y la segunda marca y más próximos nos encontremos la mediodía, más aumentará su precisión.
Existe otro método más preciso, pero limitado al mediodía.
Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm. y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un cordón de un zapato, una rama u otro método improvisado, trazaremos una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Ahora debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá haciendo más pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una marca. Al unir las dos marcas trazaremos una línea oeste (primera marca) - este (segunda marca). En la perpendicular se encontraran el norte y el sur.
 
Signos naturales
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.
En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Si bien esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.

Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol, aunque pueden darse factores que alteren este desarrollo. 


Puntos de referencia para orientarse.

La orientación es una de las técnicas más elementales para ir a la montaña y sin embargo está rodeada de mitos. ¿Es posible reducir todo lo que nos dicen a pocos conceptos para poder entender mejor?
 
La orientación consiste en conocer tres elementos: 
  • Saber dónde estamos
  • Saber adónde vamos
  • Elegir el mejor camino entre ambos puntos
Eso es todo. Por supuesto, cuando desconocemos el lugar donde estamos, es difícil reducirse a estos tres puntos. El mundo se muestra mucho más amplio de lo que era en nuestra mente. Así que el principal problema consiste en unir esos dos puntos y ya. ¿Cómo hacerlo si no conozco el sitio?

Primero que nada, hay que identificar el lugar en el que estamos. Esto es muy sencillo pues usamos puntos de referencia. En la vida cotidiana, estos “puntos” son tan comunes que ni nos damos cuenta de que existen: las calles por las que diariamente transitamos, los edificios, un muro, un letrero o una tienda comercial. Como en la montaña no existe esto, habrá que buscar otros: una monte, una roca, un árbol o un río. Estos puntos son los más buscados pues no se mueven y dan así una sensación de seguridad tan parecida a lo que estamos acostumbrados. Para esto, es mejor que el punto elegido no se mueva, que sea visible y fácilmente identificable desde lejos. De otra forma, es fácil confundirse.

Sin embargo, los puntos de referencia también pueden moverse e incluso no verse claramente: el sol, la luna y las estrellas se mueven, el viento y las mareas pueden cambiar de dirección. Incluso el norte magnético es invisible y sólo por medio de la brújula sabemos hacia dónde está ubicado. Hay gente que incluso se orienta en base al vuelo de las aves: han aprendido a usar un punto de referencia que poca gente conoce. Los caucheros de la península de Yucatán podían orientarse en la selva a puro “rumbo”, con sólo ver desde la copa de un árbol alto, bajaban y caminaban por días hasta llegar adonde querían. Esto no es magia, por supuesto. Es sólo que ellos aprendieron a usar otros puntos de referencia que son difícilmente identificables aun por la gente que vive en la selva.

Pese a esto, cuando se habla de orientación, se piensa de manera inmediata en el mapa y la brújula. Ambos son excelentes instrumentos con los que se puede lograr una orientación muy precisa con errores mínimos que también pueden ser detectados. Sin embargo, si no se tiene práctica en la búsqueda de puntos de referencia, cualquier instrumento será inútil. Lo más importante de todo método de orientación es buscar algo que nos sirva como punto de partida para poder volver a él o saber qué tan lejos se está. De otra forma, no se está haciendo nada.

La orientación es, sobre todo, el ejercicio de la visión y de la imaginación. Con la vista localizamos todos los puntos que vamos a usar y la imaginación logra unir punto tras punto hasta el grado de hacer un pequeño bosquejo del lugar en el que estamos, algo similar a un mapa tan esquemático como el que se traza rápidamente en un papel para indicar el lugar donde se realizará una reunión o fiesta a la que uno es invitado. Todos hemos tenido uno de esos papeles en la mano y si no conocemos la zona, estaremos bastante confundidos al principio y es hasta llegar al lugar donde uno empieza a encontrar los lugares indicados: el supermercado, la avenida principal donde está el semáforo, etc.

Todo eso se logra hacer con la imaginación: hacer un mapa mental de la zona. Con esto tenemos un paso ganado en la orientación. Al mencionar los tres puntos en los cuales se basaba la orientación cometí deliberadamente una omisión: antes de hacer cualquier movimiento, uno debe explorar la zona circundante hasta conocerla y luego moverse hasta el borde, donde se vuelve a explorar, y así sucesivamente. No se trata de unir dos puntos entre sí, sino de reconocer ir ampliando poco a poco el conocimiento del terreno sobre el que estamos. Así, descubrimos primero nuestra propia casa, luego la calle, después la ciudad, el país, el mundo. Es así de sencillo: puntos de referencia.

De esta forma, lo que es preciso para orientarse es:
  • Saber dónde estamos
  • Saber adónde vamos
  • Elegir el mejor camino entre ambos puntos
  • Buscar continuamente puntos de referencia
  • Explorar la región (pequeña o amplia) en la que estamos antes de movernos
Si se hace de esta forma, es difícil que uno llegue a estar perdido. A lo más, puede tardar un poco más de tiempo en llegar a su objetivo, pero llegará de seguro.

La brújula.

 

La pequeña aguja magnética cuyo uso descubrieron los chinos es un aparato completamente fiable para orientarse en la naturaleza. Sólo hay que saber usarlo y ponerlo en práctica.
 
En el hombre y en los animales todos, la orientación es una forma de conocer el mundo a partir de puntos ya conocidos. Es un instinto que tenemos ya desde recién nacidos y que se puede observar en los niños pequeños cuando buscan un objeto que se perdió de su vista porque algo se cruzó y lo ocultó. En la ciudad, el trazo generalmente cuadrado de las calles hace que el hombre se sienta muy limitado, sobre todo porque parece que sólo se moviera en un plano, es decir: en un mundo de sólo dos dimensiones (porque además, la llegada de los elevadores y las escaleras eléctricas hacen que el movimiento vertical se anule casi por completo) y de esta manera ese instinto de orientación está sumamente reducido.

¿QUÉ ES?
La orientación, vista de esta manera, es el conjunto de técnicas necesarias para que el hombre pueda moverse en un espacio tridimensional a partir de puntos de referencia específicos. Es necesario remarcar la importancia de esta tridimensionalidad, pues es precisamente este cambio de un mundo cotidiano de dos dimensiones a otro de tres el que hace sentir a la gente que es muy simplicado moverse y orientarse en el campo. A rasgos generales, se distinguen dos tipos de orientación: la artificial o con instrumentos elaborados por el hombre, y la natural, donde se utilizan todos los elementos que nos proporciona el medio. Precisamente este último tipo de orientación es el que ha perdido el hombre de la ciudad.

¿EN QUÉ CONSISTE?
En responder tres preguntas básicas:
  • ¿Dónde estamos?
  • ¿Adónde vamos?
  • ¿Cuál es el camino más corto?
El último punto necesita una explicación aparte: en los cursos de orientación que doy, la gente entiende generalmente como “camino más corto” aquel que siga la línea recta pues todos saben que la distancia más corta entre dos puntos es precisamente ésa. Hay que recordar que en el campo difícilmente podremos encontrar como “mejor camino” una recta. Tal nombre se aplica a aquel camino que ofrezca las menores dificultades y, de ser posible, con amplia visibilidad; es decir: el “camino más corto” es en realidad el “mejor camino”. Es precisamente este punto el más difícil de resolver en la práctica.


ORIENTACIÓN ARTIFICIAL
La división de la orientación entre “natural” y artificial” sirve sólo para señalar el uso o no se elementos fabricados por el hombre para orientarse; aunque no deja de ser arbitraria, es bastante útil. ¿Qué elementos ha creado el hombre para orientarse?
  • Mapas
  • Brújulas
  • Astrolabio
  • Octante
  • Sextante
  • GPS (de las siglas en inglés: Global Position System: Sistema de Posición Global)
  • Otros
Tocaremos sólo los dos primeros como los más esenciales. Es necesario aprender y dominar su uso para estar orientados en todas las disciplinas de las actividades que se realizan fuera de las ciudades. Si se dominan, con el tiempo se puede rescatar gran parte del sentido de orientación, aunque no todo.

¿QUÉ ES LA BRÚJULA?
Inventada por los chinos, la brújula no es más que una aguja imantada que responde al campo magnético de la Tierra. Por supuesto, es la brújula más sencilla pero las actuales tienen diferentes partes específicas que evitan muchos errores de
medición debidos al factor humano. La más completa pero sencilla es de la marca Silva, que se usa para las competencias de “orientacionismo” en Europa. Es ligera, sencilla y de fácil uso. Aquí hablaré de este tipo de brújula porque es más sencillo explicar todo el procedimiento de esa forma, pero si no se tiene a la mano este tipo, cualquiera será suficiente para aprender y únicamente se tendrán que hacer algunas pequeñas adaptaciones a lo aquí explicado.

PARTES DE LA BRÚJULA
Las partes son:
  • Base de plástico
  • Anillo giratorio graduado
  • Aguja magnética
  • Flecha orientadora y sus líneas auxiliares
  • Punto de lectura
  • Flecha de dirección de viaje y sus líneas auxiliares

BASE DE PLÁSTICO
Todo el cuerpo de la brújula está sostenido por una base de plástico resistente y transparente. Ahí están las demás piezas y generalmente uno olvida que la base está ahí. Tiene por sí misma sus privilegios, como una a tres escalas de medición y a veces una lupa, pero, sobre todo, la flecha de dirección de viaje. Es importante que la base sea transparente para que permita ver el mapa sin dificultad.

ANILLO GIRATORIO
La parte más notoria en la base de plástico es un cilindro aplastado. Sobre él hay un anillo giratorio que tiene divisiones cada determinada distancia y que completan un círculo de 360 grados, lo que convierte a esta escala en un transportador que puede medir ángulos. Las brújulas estándar tienen una división mínima de dos grados y son lo suficientemente buenas como para hacer viajes de mediana longitud sin muchas correcciones. Es preferible que la brújula tenga esta división lo más pequeña posible para evitar errores adicionales. Existen brújulas con división de cinco grados que se pusieron de moda de un día al otro, quizá sólo por ser un poco más baratas. Sencillamente no sirven en la mayoría de los casos en que deben ser usadas porque arrojan un error de medición demasiado alto.

AGUJA MAGNÉTICA
Dentro del cilindro está la aguja magnética, inmersa en aceite para que el movimiento de inercia sea frenado lo más rápidamente pero sin detener el avance de la aguja. Como ya dijimos, la aguja es la parte más importante de toda la brújula pues aún si se rompe toda la base y el cilindro, se puede usar, aunque con muchas más dificultades.


FLECHA ORIENTADORA O LIMBO
La flecha orientadora está también dentro del cilindro pero por debajo de la aguja magnética. Generalmente es una doble línea que semeja una gran flecha, con la punta señalada claramente por tres líneas que pretenden ser movimiento continuo. A los lados de esta flecha hay líneas que son paralelas a esta flecha y que son auxiliares.

PUNTO DE LECTURA
En la parte superior del cilindro, sobre la numeración de las divisiones mínimas del transportador, existe un punto, generalmente de color blanco. Ahí se realizará cualquier lectura que se haga con la brújula.

FLECHA DE DIRECCIÓN DE VIAJE
Es una línea que atraviesa la mayor parte de la base de plástico y termina con una flecha sencilla. A sus lados también hay líneas auxiliares, pero diferentes de la flecha orientadora.

¿QUÉ ES LO QUE MIDE UNA BRÚJULA?
Este aparato mide ángulos horizontales con respecto a una línea que es fija: la línea magnética de la Tierra. La parte roja de la aguja se dirigirá a la parte norte del campo magnético mientras la blanca se dirigirá al sur. Es muy importante remarcar que la brújula no apunta al norte, sino que sigue las líneas magnéticas. Lo que mide, entonces son ángulos horizontales con respecto a la línea magnética en la que estemos.

LÍNEAS MAGNÉTICAS
El magnetismo terrestre no es constante en toda la superficie. Se altera por yacimientos de minerales y masas de agua, por ejemplo. Si quisiéramos cortar una manzana con gajos que siguieran la forma de estas líneas, no tendríamos formas simétricas, sino bastante irregulares. Hay dos tipos de líneas magnéticas: las agónicas [de a, privativo, y gonos, ángulo: sin ángulo] y las isogónicas. En las primeras la parte roja de la aguja magnética apunta exactamente al norte geográfico y al mismo tiempo al norte magnético porque están alineadas. Sólo existen dos. En las líneas isogónicas la parte roja de la aguja magnética
apunta exclusivamente al norte magnético.

LA ROSA DE LOS VIENTOS
La llamada “Rosa de los Vientos” es una representación que surgió de la marinería y representa básicamente los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste) y los otros cuatro que hay entre ellos. Este forma de orientarse es útil en rasgos generales y se sigue usando, pero si se quiere tener más precisión, se usa un método numérico. Por supuesto, la Rosa de los Vientos abarca todo un círculo, por lo que puede ser dividido en grados, y todas las subdivisiones de éstos.

Cuando se usa esta forma de orientarse, a cada una de las direcciones que se marca o se dirige uno, se le llama azimut o lectura azimutal. Como la numeración parte del norte y crece hacia el oriente, los azimutes para los puntos cardinales son norte (N), 0 o 360ª; este (E), 90º; sur (S), 180º; oeste (W), 270º. El oeste no tiene como letra representativa la O para evitar confundirse con un cero y así se le pone la W, de la palabra alemana e inglesa para designar al mismo punto: “West”.

FORMA DE USAR LA BRÚJULA
Debe mantenérsela en la palma de la mano, con la flecha de orientación de viaje apuntando directamente hacia el frente, lo mismo que uno. La mejor posición es a la altura de la cintura pues de ese modo se evita el error de paralaje creado por los ojos. Cuando la aguja magnética se estabilice en una posición, el disco graduado debe girarse de tal manera que la punta de la flecha orientadora esté directamente debajo del extremo rojo de la aguja magnética.

TIPS ÚTILES PARA USAR LA BRUJULA
  • Colocarla justo a nivel de la cintura
  • El frente del cuerpo debe mirar en la misma dirección que la Flecha de dirección de viaje
  • La brújula no debe estar inclinada
  • Alejarse de cuerpos metálicos o electrificados
  • Quitarse el reloj de pulsera (sobre todo si es electrónico) al usarla

EJERCICIOS PARA SU USO
En el papel se puede trazar una figura geométrica en base a un transportador y eso no nos causa ningún problema. Sin embargo, al tratar de trazar esa misma figura geométrica con una brújula (que no es a fin de cuentas más que otro transportador) empiezan a surgir problemas que en realidad son aparentes. Para solucionarlos en una práctica sencilla es necesario “dibujar” un triángulo sobre una superficie plana de gran extensión. Se hace de la siguiente forma:
  • Se dirige la flecha orientadora hacia el azimut cero, es decir, al norte magnético.
  • Se traza una línea de caminata hacia ese punto indefinido que marca la aguja.
  • Se camina por esas línea rectas por una distancia determinada. Digamos: unos veinte pasos.
  • Al terminar de caminar esa distancia, se le suman 120 grados al azimut que se ha seguido.
  • Se repite la misma distancia: 20 pasos y después se vuelven a sumar 120º a la segunda lectura para caminar por tercera vez 20 pasos.
Si se ha hecho todo bien, al finalizar el ejercicio la persona debe estar exactamente en el mismo punto en que comenzó. Para saber si esto es cierto, es recomendable dejar una moneda o piedra pequeña en el sitio de partida. La habilidad de quien haga este ejercicio depende de la constancia y de que encuentre los errores que comete cada ocasión que realice el ejercicio.

ELEMENTOS PARA MEJORAR EL EJERCICIO
  • En la línea que se va a caminar: elegir un punto visible al cual dirigirse. Si esto no es posible, ubicar puntos que sirvan de referencia y que eviten una desviación.
  • Al caminar: dar los pasos con la misma longitud de zancada. Generalmente todos comenzamos con una zancada larga y después aminoramos. También damos pasos más largos con una pierna que con otra.
  • No mirar continuamente la brújula, sino la superficie sobre la cual se camina. Este es uno de los errores más frecuentes, pues la gente olvida que al moverse hacia un lado o al otro, la aguja sigue marcando al mismo punto.
  • Al cambiar de dirección: dar el giro con todo el cuerpo y no sólo con la brújula.
  • Evita hacer este ejercicio en lugares donde haya alumbrado público o edificios altos, pues están electrizados y desvían a la aguja.
  • Por supuesto, cuando alguien puede hacer correctamente este ejercicio, podrá seguir trazando cualquier figura geométrica con la brújula. La siguiente en dificultad es un cuadrado, luego un rectángulo, un pentágono, un hexágono y posteriormente una figura irregular. El ejercicio es algo tedioso al principio, pero está elaborado precisamente para mejorar el uso de la brújula, que es el primer paso, y muy importante, para orientarse con ella.

 

 
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