Ruta en la sierra madrileña (6/12/2.011)
El próximo martes 6 de Diciembre (San Nicolás de Bari), miembros del GNM realizarán una actividad preinvernal en la sierra madrileña antes de que la montaña quede cubierta de su típico manto nival.
Las opciones llegado el día, en función de las condiciones climáticas, las rutas elegidas serán la Cuerda Larga, o Peñalara.

CRÓNICA:
El puerto de Navacerrada amaneció cubierto por una densa niebla. Por ello, no quisiéramos avanzar en la crónica, sin "agradecer" al servicio nacional de meteorología que dos días antes suprimiese la predicción meteorológica de la zona, dejando exlusivamente como dato para esa fecha (con predicción de días anteriores) que en Peñalara y en general la sierra gozaría de sol con intervalos poco nubosos. Muchas gracias, por no dar palo al agua.

A pesar de observar desde la salida de ciudad, que en la sierra de Madrid crecían grandes nubes atarazadas en los picos, decidimos seguir con la actividad y hacer lo que la climatología nos permitiese.
A medida que subimos por la carretera camino del puerto de Navacerrada, la niebla (meona, para más inri) se intensifica y casi no nos pemrite ver lo coches que circulan delante de nosotros. Con este panorama llegamos al aparcamiento, aún público, del puerto y decidimos hacer la Cuerda Larga en la medida de nuestras posibilidades, pues en el Puerto había mucha niebla, pero más arriba podía haber un Sol radiante, con alguna nube, tal como informaban nuestros desinformados amigos meteorólogos.

Comenzamos el ascenso hacia la Bola del Mundo bastante bien rodeados de otros montañeros, que como nosotros, han decidido pasar el día en la montaña.
Al llegar arriba la situación empeora; tenemos niebla meona aún más densa que en el Puerto y viento muy fuerte, pero tenemos un objetivo previamente marcado, la preparación suficiente, y el material necesario, por lo que continuamos nuestro avance por la senda de la Cuerda Larga, ya sin otros montañeros que se quieran arriesgar a continuar, con niebla y con un paisaje nevado que funde cielo y tierra en un lienzo blanco que deja a la imaginación, más que a la intuición o la certeza, el rumbo a seguir.
Empapados por una niebla meona que no moja pero cala, sin ver más allá de 15 metros de distancia, con un mapa humedecido por las innumerables veces que fue consultado y semidesgarrado por el efecto del fuerte viento, consideramos absurdo continuar poniendo en riesgo nuestra seguridad y damos por zanjada nuestra actividad habiendo alcanzado sólo Cabeza de Hierro.